Las rúbricas son necesarias si deseamos contar con un proceso claro, objetivo y preciso de evaluación,
ofrecen ventajas puntuales como; transparentar
la forma de evaluación, evitando especulaciones sobre las notas obtenidas
por los(as) alumnos(as), representan
guías para los(as) alumnos(as) que indican los aspectos en particular a evaluar
y el tipo de evaluación, cuantitativa o cualitativa, en procesos largos de
evaluación minimizan el tiempo invertido al identificar claramente los
resultados esperados en trabajos, proyectos, investigaciones, etc. Los aspectos
negativos se presentan si las rubricas se
diseñan incorrectamente; una redacción ambigua en las actividades a evaluar
confundirán a los(as) alumnos(as), crearán polémica, ocasionando inconformidad
de los participantes, evaluar actividades subjetivas ocasiona que las rubricas
pierdan su valor, el proceso de revisión
será totalmente subjetivo, combinar inadecuada la evaluación cuantitativa y
cualitativa generará entropía, finalmente los grupos extensos en el número
de alumnos evidentemente dificulta cualquier proceso de aprendizaje y por ende
la evaluación, sea cuál sea el tipo de rubrica utilizada.
Sobre las rúbricas genéricas o personalizadas, no encuentro un punto de
inflexión, al contrario, un escenario
deseado combinaría rúbricas genéricas e individualizadas, por ejemplo; una matriz de actividades a
evaluar, con su correspondiente nota cualitativa o cuantitativa donde los
entregables se calificarán por pares, pueden ser dos o tres participantes
evaluando un trabajo, para posteriormente obtener el promedio como nota final, tratando
de dar objetividad al proceso.
Definitivamente la actividad docente actual requiere modelos de evaluación genéricos
que ofrezcan un matiz de personalización. Supongamos el siguiente ejemplo; un
docente que atiende cinco grupos por semana, donde el promedio de alumnos(as)
por grupo es de cuarenta, es decir, está al frente de doscientos alumnos
promedio, ahora, si en cada grupo por periodo de evaluación que comprende
aproximadamente 8 semanas establece una tarea por semana, significa que en ocho
días debe revisar y retroalimentar doscientas tareas, al mes ochocientos
trabajos, en total del periodo mil seiscientas actividades, sin contar las
evaluaciones o exámenes. Es prácticamente un reto imposible realizar una
actividad como la descrita de manera personal. Por lo anterior las rubricas son
esenciales en los procesos actuales de evaluación de competencias incluyendo
las digitales.
Expuesto lo anterior, el reto incide en crear rúbricas adecuadas, sencillas
de entender, objetivas, que cubran los aspectos relevantes de las competencias
a evaluar y cuya aplicación sea
eficiente (En el menor tiempo y con los
mejores resultados)
En mi próxima entrada, ofreceré un ejemplo de rubrica.